sábado, 24 de agosto de 2013

LA CALIDAD DE UN TEXTO LITERARIO



El Taller de Escritura Creativa EL ÁRBOL NÓMADA - RELATA; extiende una cordial Invitación a la conferencia: La calidad de un texto literario, dirigida por el destacado escritor José Zuleta.

El evento se llevará a cabo el día sábado 24 de agosto de 2013, a las 4:00 p.m. en Área Cultural del Banco de la República de San Juan de Pasto


José Zuleta Ortiz

Nació en Bogotá en 1960 y vive  en Cali desde 1969.
Director de la Fundación Estanislao Zuleta 1992-2010.
Director Festival Internacional de poesía de Cali 2005 -2013
Coordinador del Programa de escritura Libertad Bajo Palabra en 15 centros penitenciarios de Colombia.  Director y fundador de la Revista de Poesía Clave.  Director del taller de escritura creativa El cuento de contar, en la Biblioteca Departamental Jorge Garcés Borrero del Valle.

  Distinciones

Ha ganado entre otros premios, el Primer premio nacional de poesía “Carlos Héctor Trejos” Riosucio Caldas 2002, con el libro “Las Alas del Súbdito.”  

Premio Nacional de Poesía  “Descanse en Paz la Guerra” con la obra “Música Para Desplazados,” convocado por la Casa de Poesía Silva de Bogotá en Mayo 23 de 2003, y el Premio Nacional de Literatura Ministerio de Cultura a libro de cuentos inéditos, con la obra Ladrón de olvidos. Bogotá 2009 


Obras Publicadas:

Las alas del súbdito 2002  Premio Nacional de Poesía Carlos Héctor Trejos.

La línea de menta  2005  Colección Escala de Jacob Universidad de Valle       

Mirar otro mar 2006  Hombre Nuevo Editores Medellín   

La sonrisa trocada (cuentos)  2008 Hombre Nuevo Editores Medellín

Emprender la noche 2008 Común Presencia Editores Bogotá

Las manos de la noche  Universidad Nacional de Colombia Bogotá, 2009

Todos somos amigos de lo ajeno  (cuentos)  Alfaguara 2010

Esperando tus ojos y otros relatos  Hombre Nuevo  2011 Medellín

La oración de Manuel y otros relatos Universidad del Valle 2012

La mirada del huésped, (poemas) Hombre nuevo editores 3013.    


Obras suyas han sido incluidas en varias antologías de Colombia e Hispano América.

viernes, 26 de julio de 2013

ÁRBOL NÓMADA, presente en HOJAS DE LA TARDE VERDE “Palabras en el viento para la ciudad”

Este sábado 27 de julio, se realizará la sexta versión del recital poético HOJAS DE LA TARDE VERDE “Palabras en el viento para la ciudad”escenario fértil de inclusión social, promoción literaria y fortalecimiento de valores ciudadanos, que se desarrolla mes a mes en el marco de Poetas en Carnaval. Evento organizado por La Fundación URCUNINA LITERARIALITNAR: LITERATURA Y CULTURA NARIÑENSE, y la Casa Teatro La GUAGUA, con el apoyo del medio de comunicación VOCES DE NARIÑO, y la Radio Revista Cultural Buenas Tardes TODELAR.

En esta oportunidad se contará con la participación de los poetas y escritores: Carlos Muñoz, director en Pasto de la Alianza Francesa; Alejandra Pacheco Estupiñán, directora del Taller Árbol Nómada, adscrito a RELATA y Mario Alexander Gallardo, integrante destacado del mismo taller.


El recital poético se llevará a cabo en la Casa Teatro la Guagua, carrera 35 #15-07, de la ciudad de San Juan de Pasto, Nariño, Colombia.
Fecha: Sábado 27 de julio del 2013
Hora: 6:30 pm

Cordialmente invitados. Entrada libre.




miércoles, 3 de julio de 2013

Buitres - Franz Kafka



Érase un buitre que me picoteaba los pies. Ya había desgarrado los zapatos y las medias y ahora me picoteaba los pies. Siempre tiraba un picotazo, volaba en círculos inquietos alrededor y luego proseguía la obra.
Pasó un señor, nos miró un rato y me preguntó por qué toleraba yo al buitre.
-Estoy indefenso -le dije- vino y empezó a picotearme, yo lo quise espantar y hasta pensé torcerle el pescuezo, pero estos animales son muy fuertes y quería saltarme a la cara. Preferí sacrificar los pies: ahora están casi hechos pedazos.
-No se deje atormentar -dijo el señor-, un tiro y el buitre se acabó.
-¿Le parece? -pregunté- ¿quiere encargarse del asunto?
-Encantado -dijo el señor- ; no tengo más que ir a casa a buscar el fusil, ¿Puede usted esperar media hora más?
- No sé -le respondí, y por un instante me quedé rígido de dolor; después añadí -: por favor, pruebe de todos modos.
-Bueno- dijo el señor- , voy a apurarme.
El buitre había escuchado tranquilamente nuestro diálogo y había dejado errar la mirada entre el señor y yo. Ahora vi que había comprendido todo: voló un poco, retrocedió para lograr el ímpetu necesario y como un atleta que arroja la jabalina encajó el pico en mi boca, profundamente. Al caer de espaldas sentí como una liberación; que en mi sangre, que colmaba todas las profundidades y que inundaba todas las riberas, el buitre irreparablemente se ahogaba.

Fuente: http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/euro/kafka/buitres.htm

lunes, 13 de mayo de 2013

LLAMADAS TELEFÓNICAS




B está enamorado de X. Por supuesto, se trata de un amor desdichado. B, en una época de su vida, estuvo dispuesto a hacer todo por X, más o menos lo mismo que piensan y dicen todos los enamorados. X rompe con él. X rompe con él por teléfono. Al principio, por supuesto, B sufre, pero a la larga, como es usual, se repone. La vida, como dicen en las telenovelas, continúa. Pasan los años. 

Una noche en que no tiene nada que hacer, B consigue, tras dos llamadas telefónicas, ponerse en contacto con X. Ninguno de los dos es joven y eso se nota en sus voces que cruzan España de una punta a la otra. Renace la amistad y al cabo de unos días deciden reencontrarse. Ambas partes arrastran divorcios, nuevas enfermedades, frustraciones. Cuando B toma el tren para dirigirse a la ciudad de X, aún no está enamorado. El primer día lo pasan encerrados en casa de X, hablando de sus vidas (en realidad quien habla es X, B escucha y de vez en cuando pregunta); por la noche X lo invita a compartir su cama. B en el fondo no tiene ganas de acostarse con X, pero acepta. Por la mañana, al despertar, B está enamorado otra vez. ¿Pero está enamorado de X o está enamorado de la idea de estar enamorado? La relación es problemática e intensa: X cada día bordea el suicidio, está en tratamiento psiquiátrico (pastillas, muchas pastillas que sin embargo en nada la ayudan), llora a menudo y sin causa aparente. Así que B cuida a X. Sus cuidados son cariñosos, diligentes, pero también son torpes. Sus cuidados remedan los cuidados de un enamorado verdadero. B no tarda en darse cuenta de esto. 
Intenta que salga de su depresión, pero sólo consigue llevar a X a un callejón sin salida o que X estima sin salida. A veces, cuando está solo o cuando observa a X dormir, B también piensa que el callejón no tiene salida. Intenta recordar a sus amores perdidos como una forma de antídoto, intenta convencerse de que puede vivir sin X, de que puede salvarse solo. Una noche X le pide que se marche y B coge el tren y abandona la ciudad. X va a la estación a despedirlo. La despedida es afectuosa y desesperada. B viaja en litera pero no puede dormir hasta muy tarde. Cuando por fin cae dormido sueña con un mono de nieve que camina por el desierto. El camino del mono es limítrofe, abocado probablemente al fracaso. Pero el mono prefiere no saberlo y su astucia se convierte en su voluntad: camina de noche, cuando las estrellas heladas barren el desierto. Al despertar (ya en la Estación de Sants, en Barcelona) B cree comprender el significado del sueño (si lo tuviera) y es capaz de dirigirse a su casa con un mínimo consuelo. Esa noche llama a X y le cuenta el sueño. X no dice nada. Al día siguiente vuelve a llamar a X. Y al siguiente. La actitud de X cada vez es más fría, como si con cada llamada B se estuviera alejando en el tiempo. Estoy desapareciendo, piensa B. Me está borrando y sabe qué hace y por qué lo hace. Una noche B amenaza a X con tomar el tren y plantarse en su casa al día siguiente. Ni se te ocurra, dice X. Voy a ir, dice B, ya no soporto estas llamadas telefónicas, quiero verte la cara cuando te hablo. No te abriré la puerta, dice X y luego cuelga. B no entiende 
nada. Durante mucho tiempo piensa cómo es posible que un ser humano pase de un extremo a otro en sus sentimientos, en sus deseos. Luego se emborracha o busca consuelo en un libro. Pasan los días. 

Una noche, medio año después, B llama a X por teléfono. X tarda en reconocer su voz. Ah, eres tú, dice. La frialdad de X es de aquellas que erizan los pelos. B percibe, no obstante, que X quiere decirle algo. Me escucha como si no hubiera pasado el tiempo, piensa, como si hubiéramos hablado ayer. ¿Cómo estás?, dice B. Cuéntame algo, dice B. X contesta con monosílabos y al cabo de un rato cuelga. Perplejo, B vuelve a discar el número de X. Cuando contestan, sin embargo, B prefiere mantenerse en silencio. Al otro lado, la voz de X dice: bueno, quién es. Silencio. Luego dice: diga, y se calla. El tiempo –el tiempo que separaba a B de X y que B no lograba comprender– pasa por la 
línea telefónica, se comprime, se estira, deja ver una parte de su naturaleza. B, sin darse cuenta, se ha puesto a llorar. Sabe que X sabe que es él quien llama. Después, silenciosamente, cuelga. 

Hasta aquí la historia es vulgar; lamentable, pero vulgar. B entiende que no debe telefonear nunca más a X. Un día llaman a la puerta y aparecen A y Z. Son policías y desean interrogarlo. B inquiere el motivo. A es remiso a dárselo; Z, después de un torpe rodeo, se lo dice. Hace tres días, en el otro 
extremo de España, alguien ha asesinado a X. Al principio B se derrumba, después comprende que él es uno de los sospechosos y su instinto de supervivencia lo lleva a ponerse en guardia. Los policías preguntan por dos días en concreto. B no recuerda qué ha hecho, a quién ha visto en esos días. Sabe, cómo no lo va a saber, que no se ha movido de Barcelona, que de hecho no se ha movido de su barrio y de su casa, pero no puede probarlo. Los policías se lo llevan. B pasa la noche en la comisaría. En un momento del interrogatorio cree que lo trasladarán a la ciudad de X y la posibilidad, extrañamente, parece seducirlo, pero finalmente eso no sucede. Toman sus huellas dactilares y le piden autorización para hacerle un análisis de sangre. B acepta. A la mañana siguiente lo dejan irse a su casa. Oficialmente, B no ha estado detenido, sólo se ha prestado a colaborar con la policía en el esclarecimiento de un asesinato. Al llegar a su casa B se echa en la cama y se queda dormido de inmediato. Sueña con un desierto, sueña con el rostro de X, poco antes de despertar comprende que ambos son lo mismo. No le cuesta demasiado inferir que él se encuentra perdido en el desierto. 

Por la noche mete algo de ropa en un bolso y se dirige a la estación en donde toma un tren con destino a la ciudad de X. Durante el viaje, que dura toda la noche, de una punta a otra de España, no puede dormir y se dedica a pensar en todo lo que pudo haber hecho y no hizo, en todo lo que pudo darle a X y no le dio. También piensa: si yo fuera el muerto X no haría este viaje a la inversa. Y piensa: por eso, precisamente, soy yo el que está vivo. Durante el viaje, insomne, contempla a X por primera vez en su real estatura, vuelve a sentir amor por X y se desprecia a sí mismo, casi con desgana, por última vez. Al llegar, muy temprano, va directamente a casa del hermano de X. Éste queda sorprendido y confuso, sin embargo lo invita a pasar, le ofrece un café. El hermano de X está con la cara recién lavada y a medio vestir. No se ha duchado, constata B, sólo se ha lavado la cara y pasado algo de agua por el pelo. B acepta el café, luego le dice que se acaba de enterar del asesinato de X, que la policía lo ha interrogado, que le explique qué ha ocurrido. Ha sido algo muy triste, dice el hermano de X mientras prepara el café en la cocina, pero no veo qué tienes que ver tú con todo esto. La policía cree que puedo ser el asesino, dice B. El hermano de X se ríe. Tú siempre tuviste mala suerte, dice. Es extraño que me diga eso, piensa B, cuando yo soy precisamente el que está vivo. Pero también le agradece que no ponga en duda su inocencia. Luego el hermano de X se va a trabajar y B se queda en su casa. Al cabo de un rato, agotado, cae en un sueño profundo. X, como no podía ser menos, aparece en su sueño. 

Al despertar cree saber quién es el asesino. Ha visto su rostro. Esa noche sale con el hermano de X, entran en bares y hablan de cosas banales y por más que procuran emborracharse no lo consiguen. Cuando vuelven a casa, caminando por calles vacías, B le dice que una vez llamó a X y que no habló. Qué putada, dice el hermano de X. Sólo lo hice una vez, dice B, pero entonces comprendí que X solía recibir ese tipo de llamadas. Y creía que era yo. ¿Lo entiendes?, dice B. ¿El asesino es el tipo de las llamadas anónimas?, pregunta el hermano de X. Exacto, dice B. Y X pensaba que era yo. El hermano de X arruga el entrecejo; yo creo, dice, que el asesino es uno de sus ex amantes, mi hermana tenía muchos pretendientes. B prefiere no contestar (el hermano de X, a su parecer, no ha entendido nada) y ambos permanecen en silencio hasta llegar a casa. 

En el ascensor B siente deseos de vomitar. Lo dice: voy a vomitar. Aguántate, dice el hermano de X. Luego caminan aprisa por el pasillo, el hermano de X abre la puerta y B entra disparado buscando el cuarto de baño. Pero al llegar allí ya no tiene ganas de vomitar. Está sudando y le duele el estómago, pero no puede vomitar. El inodoro, con la tapa levantada, le parece una boca toda encías riéndose de él. O riéndose de alguien, en todo caso. Después de lavarse la cara se mira en el espejo: su rostro está blanco como una hoja de papel. Lo que resta de noche apenas puede dormir y se lo pasa intentando leer y escuchando los ronquidos del hermano de X. Al día siguiente se despiden y B vuelve a Barcelona. Nunca más visitaré esta ciudad, piensa, porque X ya no está aquí. Una semana después el hermano de X lo llama por teléfono para decirle que la policía ha cogido al asesino. El tipo molestaba a X, dice el hermano, con llamadas anónimas. B no responde. Un antiguo enamorado, dice el hermano de X. Me alegra saberlo, dice B, gracias por llamarme. Luego el hermano de X cuelga y B se queda solo. 


Roberto Bolaño 

lunes, 3 de septiembre de 2012

EL ARTE DEL CUENTO

Por: Flannery O’Connor



Siempre he oído decir que el cuento es uno de los géneros literarios más difíciles; y siempre he tratado de descubrir porque la gente tiene tal impresión respecto de lo que considero una de las formas más naturales y básicas de la expresión humana.

Aún me inclino a pensar que la mayor parte de la gente posee una cierta capacidad innata para contar historias; capacidad que suele perderse, sin embargo, en el camino. Por supuesto, la capacidad de crear vida con palabras es esencialmente un don. Si uno lo posee desde
el inicio, podrá desarrollarlo; pero si uno carece de él, mejor será que se dedique a otra cosa. No obstante, he podido advertir que son las personas que carecen de tal don, las que, con mayor frecuencia, parecen poseídas por el demonio de escribir cuentos. Estoy segura que son ellas quienes escriben los libros y los artículos sobre “cómo se escribe un cuento”.

Un cuento es una acción dramática completa, y en los buenos cuentos los personajes se muestran por medio de la acción, y la acción es controlada por medio de los personajes. Y como consecuencia de toda la experiencia presentada al lector se deriva el significado de la
historia. Por mi parte prefiero decir que un cuento es un acontecimiento dramático que implica a una persona, en tanto comparte con nosotros una condición humana general, y en tanto se halla en una situación muy específica. Un cuento compromete, de un modo dramático, el misterio de la personalidad humana.

Para el escritor de ficciones, en el ojo se encuentra la vara con que ha de medirse cada cosa; y el ojo es un órgano que además de abarcar cuanto se puede ver del mundo, compromete con frecuencia nuestra personalidad entera. Involucra, por ejemplo, nuestra facultad de juzgar. Juzgar es un acto que tiene su origen en el acto de ver. En la escritura de ficción, salvo en muy contadas ocasiones, el trabajo no consiste en decir cosas, sino en mostrarlas.
Un buen cuento no puede ser reducido, sólo puede ser expandido. Un cuento es bueno cuando ustedes pueden seguir viendo más y más cosas en él, y cuando, pese a todo, sigue escapándose de uno.

En la mayoría de los buenos cuentos es la personalidad del personaje lo que crea la acción de la historia. En la mayoría de esos cuentos, siento que el escritor ha pensado en una acción y luego seleccionado un personaje para que la lleve a cabo. Usualmente, existen más probabilidades de llegar a un buen fin si se comienza de otra manera.

Si se parte de un personaje real estamos en camino de que algo pase antes de empezar a escribir, no se necesita saber qué. En verdad, puede ser mejor que uno ignore lo que sucederá. Cada uno debe ser capaz de descubrir algo en el cuento que escriba.



lunes, 13 de agosto de 2012

La danza y la literatura andan juntas


La danza y la literatura andan juntas

QUE ES?

Es una iniciativa del grupo de creación escénica MANDRÁGORA EN ESCENA con sede en Cali, Colombia y con 11 años de trayectoria, que invita a escritores nacionales y extranjeros para hacer parte del próximo montaje de danza contemporánea, proceso que tiene como eje de creación cuentos cortos y/o micro cuentos en español y cuyo tema sea el DESAMOR. 

Más información en:


http://www.youtube.com/watch?v=TgHlIBFMd9I&feature=channel&list=UL

https://www.facebook.com/events/434324689923284/?context=create

lunes, 30 de julio de 2012

El Decálogo del Buen Cuentista en los Encuentros Distritales de Escrituras Creativas


l próximo 31 de julio, último martes del mes, en la Biblioteca Nacional, los amantes de la lectura y escritura podrán debatir en esta tercera sesión de los Encuentros Distritales de Escrituras Creativas sobre el cuento.
Dos maestros colombianos de escrituras creativas: Isaías Peña Gutiérrez, director del Taller de Escritores de la Universidad Central - TEUC, y Roberto Rubiano Vargas, catedrático y cuentista, con la moderación de Carlos Castillo Quintero, director del Taller de Cuento "Ciudad de Bogotá".
Los tres se reunirán para proponer lo que sería un "Decálogo del buen cuentista", recogiendo su propia experiencia como escritores y profesores de escrituras creativas, y relacionando en estas reflexiones el largo camino que les ha antecedido.
Amado por algunos, temido por otros, ignorado y en ocasiones vilipendiado. Género del que William Faulkner dijera que es mucho más exigente que la novela, superado sólo por la poesía. Género al que muchos escritores se han consagrado, convirtiéndolo en el centro de su obra... Del Cuento se ha escrito y reflexionado a través de poéticas y decálogos. Lectores y escritores buscan el gran cuento, pero también el camino para llegar a su escritura. ¿Qué son los encuentros distritales de escrituras creativas? Es un programa que fomenta la creación literaria en Bogotá, convocan escritores y amigos de la literatura a una conversación que se desarrolla con autores de reconocida trayectoria, quienes dialogan sobre su oficio y sobre temas fundamentales en la creación de diferentes géneros literarios.
Los Encuentros Distritales de Escrituras Creativas son organizados por la Secretaria Distrital Cultura, Recreación y Deporte, el Instituto Distrital de las Artes, con el apoyo de la Biblioteca Nacional de Colombia y la red RELATA del Ministerio de Cultura.
Adicionalmente, la Gerencia de Literatura del Instituto Distrital de las Artes hará entrega de ejemplares de la colección Libro al viento. 




Nota tomada de http://www.culturarecreacionydeporte.gov.co/portal/node/1594 Aquí encontrarás más información!